sábado, 23 de febrero de 2008

SPLASH!

Nay arrastraba el pesado cuerpo de su profesor por la plataforma luminiscente de la Torre de Desarrolladores Tecnológicos de su instituto. Hace quince minutos el profesor yacía muerto en su silla gracias al veneno de nanomáquinas que Nay le hizo beber en su café.
Las máquinas necesitan cierta temperatura corporal para que sus picomotores reciban energía del entorno y les hagan funcionar. Al morir el huésped, los circuitos de compensación se activan, y deben ser capaces para que la máquina trabaje otra hora mientras busca una nueva fuente de calor. Nay sabía esto y arregló las máquinas: desactivarían el cerebro del huésped en lugar de incrementar su capacidad de asimilación de información, después los circuitos de compensación sobrecalentarían a la máquina y la dejarían inutilizada. Sin buscar calor, sin seguir existiendo, sin huellas.





Ok... al principio tenía una buena idea pero se me fue... me gusta lo que queda después de todo, luego le agrego otra cosa.

No hay comentarios: