viernes, 29 de febrero de 2008

Nombre de perro

Yo tengo nombre de perro. Todos tenemos nombre de perro, porque sólo a los perros se les pone un nombre. Cada uno tiene un nombre verdadero, pero para descubrirlo tienes que aislarte y concentrarte y dejar que surja de ti como si saliera del fondo de un pantano. Ese nombre no se lo puedes decir a nadie. Así accedes a la maravilla de vivir con un secreto. Esto es algo que Dios había entendido muy bien. Cuando Moisés le preguntó : "¿Cuál es tu nombre?", Dios pensó: "No soy tan pendejo, no se lo digo", y le dijo: "Yo soy el que soy". Se evade, ¿ves?


- Alejandro Jodorowsky siendo entrevistado por Edmundo Magaña. (1992)

sábado, 23 de febrero de 2008

SPLASH!

Nay arrastraba el pesado cuerpo de su profesor por la plataforma luminiscente de la Torre de Desarrolladores Tecnológicos de su instituto. Hace quince minutos el profesor yacía muerto en su silla gracias al veneno de nanomáquinas que Nay le hizo beber en su café.
Las máquinas necesitan cierta temperatura corporal para que sus picomotores reciban energía del entorno y les hagan funcionar. Al morir el huésped, los circuitos de compensación se activan, y deben ser capaces para que la máquina trabaje otra hora mientras busca una nueva fuente de calor. Nay sabía esto y arregló las máquinas: desactivarían el cerebro del huésped en lugar de incrementar su capacidad de asimilación de información, después los circuitos de compensación sobrecalentarían a la máquina y la dejarían inutilizada. Sin buscar calor, sin seguir existiendo, sin huellas.





Ok... al principio tenía una buena idea pero se me fue... me gusta lo que queda después de todo, luego le agrego otra cosa.

jueves, 21 de febrero de 2008

La inauguración.

Decido empezar otro vloj para publicar cuentos, diálogos, etc que se me vayan ocurriendo y que me gusten. Por desgracia ahora no se me ocurre nada así que republico uno que escribí en el otro vloj.

- Tal vez sólo debiera destruir a toda la humanidad.- Dijo finalmente.

- Quizás, pero nunca lo lograría pues es parte de quién soy no permitírselo.- Respondió impasible el joven que conversaba con él.

- ¿Y cuál es la razón de eso?- Inquirió ansioso el anciano.

- Ley Zeroth - Dijo el joven con una voz monótona, sin embargo firme.

- Así es, Daneel, gracias. - Dijo el anciano con una ligera sonrisa en los labios.